Lore/Trasfondo Haarken Worldclaimer

Por admin

Haarken Worldclaimer es un Señor del Caos de la Legión Negra y un rapax Hereje. Es conocido entre las fuerzas del Caos como el Heraldo del Apocalipsis y el que anuncia la llegada de Abaddon el Saqueador sobre la galaxia tras la muerte del Falso Emperador.

Haarken fue enviado por el Saqueador al asediado Mundo Centinela Imperial de Vigilus durante la Guerra de las Bestias. A su llegada, proclamó que este planeta caería ante las fuerzas del Caos en 80 días solares. Y, como predijo, es eso lo que ocurrió.

Historia Haarken Worldclaimer

Haarken Worldclaimer alzándose sobre sus enemigos

Antes de toda perdición, hay un presagio, antes de todo apocalipsis una señal. Haarken Worldclaimer es ese oscuro presagio dado forma, y la destrucción de otro mundo que anuncia es la llegada del mismísimo Señor del Caos: Abaddon el saqueador, Señor de la Legión Negra.

Haarken Worldclaimer disfruta atrozmente de su papel como portavoz de Abaddon, pues es él quien proclama la muerte de los mundos. No lo hace con una amenaza cotidiana o una jactancia hueca, sino clavando su lanza en el corazón de sus ciudadanos.

Hace mucho tiempo, las Legiones Traidoras aprendieron el valor del miedo. Un planeta minado por la duda -o mejor aún, paralizado por ella- es uno ya medio conquistado. Worldclaimer es un erudito y coleccionista de conocimientos oscuros, así como un líder de hombres, y conoce el poder de las palabras bien elegidas.

Ha estudiado el Grimorio Nostramo, ese vil tratado escrito a sangre de rey por el Primarca Konrad Curze de los Amos de la Noche. Ha desenterrado los Pergaminos Coagulados, aprendiendo bien de las amenazas gruñidas por Angron antes de que fuera consumido por la furia el primarca de los Devoradores de Mundos. Incluso ha profundizado en el temible Libro de Magnus, aunque le costó buena parte de su cordura hacerlo.

Especialista en atacar puntos neurálgicos

En sus estudios, ha aprendido mucho. Cuando emite su mensaje el odio crudo y el regodeo gotea de cada sílaba, el cual puede destrozar la cohesión, provocar rendiciones en masa e incluso llevar a los hombres al suicidio. Aunque muchos heraldos considerarían su deber cumplido a la llegada de su señor, Haarken Worldclaimer se deleita en llevar la destrucción tanto en persona como a distancia. Se apresura a llegar a donde los habitantes del planeta coordinan sus defensas, a las sinuosas líneas de suministro, a las salas de guerra secretas y a los búnkeres de mando remotos, y allí ataca.

Descendiendo de los cielos junto a grandes escuadras de rapaxes, Haarken se lanza hacia los centros neurálgicos de los esfuerzos bélicos del enemigo. Con estruendosos bramidos, proclama a sus enemigos que ha llegado la hora de su perdición y que la matanza no cesará hasta que la tierra haya sido ungida con sangre.

Y no se trata de una fanfarronada sin sentido: mientras el enemigo se apresura a interceptar a Worldclaimer, sacando fuerzas del frente para hacer retroceder sus asaltos, los ejércitos del Caos en tierra se mueven para aprovechar la confusión, desgarrando los flancos desorganizados y desmoronando las formaciones de batalla que se están formando.

Al aterrizar, Haarken se une rápidamente a la matanza. Sus crueles promesas resuenan con más fuerza cuando se abre paso a través de la refriega, enviando ondas de terror que recorren las filas enemigas. El asalto a la moral del enemigo se intensifica a medida que señala a los generales y campeones desafiantes, lanzándose hacia ellos y empalándolos con una eficacia practicada.

Estas horribles demostraciones avisan de la inevitabilidad de la voluntad de Abaddon, y la carnicería al por mayor de los mejores guerreros del mundo asediado. Erradicando cualquier fragmento de esperanza que quede en el planeta objetivo.

El arma reliquia tocada por el demonio de Haarken, el Helspear, ha probado la sangre de monarcas, tiranos xenos e incluso Señores del Caos durante su largo servicio como heraldo del Saqueador, y cada muerte desmoralizante le da fuerzas, impulsándole a realizar más actos de derramamiento de sangre. Pero no son sólo los pechos de humanos y alienígenas en los que se clava esta lanza.

Se ha convertido en un acto simbólico para Haarken, al hacer caer el planeta, clavar su lanza profundamente en la corteza del mundo y rugir la promesa de que dentro de ochenta días y noches solares, caerá. Todavía no se ha demostrado que sean falsas sus promesas.

Para finalizar con este artículo, os dejamos un vídeo con el trasfondo de este general de enorme poder:

También te puede interesar

Dejar un comentario